Bitácora del viaje: Entrada 5

Hoy ha sido tu cumpleaños. También, por una coincidencia, la revisión del oftalmólogo con respecto a la condición actual de tu ojo. Al ir, lleno de expectativas, te has dado cuenta de que, aunque lo intentes con toda la fuerza del mundo, realmente ves muy poco.

Sin embargo, eso no es lo realmente importante. Lo realmente importante es que el doctor, de una manera un poco sutil, te ha informado que hay muy pocas chances de que tu visión se vuelva a recuperar. Es decir, estás otra vez a la deriva, entregado a la incertidumbre, con el edificio que construiste durante estos seis meses desplomado por unas cuantas palabras.

Así es la vida, piensas, mientras lloras inconsolablemente en la sala de espera del consultorio. "¿Cómo es posible que mis ojos me sirvan para llorar y no para ver?”, te lamentas. Pero no hay lamento que valga en contra del destino... 

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