Roberto Bolaño nunca fue a la universidad. Desde que comenzó, se decidió a ser poeta con todo su ser, entregando hasta el más pequeño detalle de su vida a la poesía. Su determinación me parece heróica, sobre todo teniendo en cuenta la habilidad del arte para destrozar las almas de los artistas, esa doble personalidad que siempre ha caracterizado al arte a lo largo de los siglos y que ha condenado a los mediums a ser proscritos, en muchos casos marginales, tal vez famosos a los ojos de una sociedad consumidora, pero por dentro, más allá de las camaras, donde nadie les ve, como seres incompletos.

Seres rotos, como diria Paul Auster. El artista es un ser que está roto, que busca eso que se le rompió y que cree-porque para ser artista hay que creer- que en el arte está la respuesta. 

Y como ellos, hoy ratifico mi decisión de quedarme hasta el final en esto, así encuentre o no mi respuesta... 

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